sábado, 26 de enero de 2008

El renovado Parque Centenario está otra vez muy abandonado

226/01/08
El subsecretario de Espacio Público, Carlos Tramutola. prometió que su gestión comenzará a solucionar los problemas. La CUMA, le toma la palabra y estara atento a ella.

Además, el Parque es un obrador permanente. Un buen ejemplo de lo que no se debe hacer para remodelar y mantener un espacio verde.

LA PRIMERA ETAPA DE OBRAS EN EL ANILLO CENTRAL SE INAUGURO EN SETIEMBRE DE 2006

Falta verde porque no se riega, sólo hay un baño de los cuatro nuevos y los bebederos no funcionan. El agua del lago está sucia y los vecinos dicen que no hay vigilancia. En el Gobierno reconocen que es "un desastre".


Pocos espacios realmente verdes, baños clausurados, patios de juegos sin juegos, puestos de control sin guardias y perros que hacen de las suyas pese a los carteles que prohíben su ingreso.


A un año y cuatro meses de su reapertura, así luce hoy el Parque Centenario, uno de los principales pulmones de la Ciudad, en pleno Caballito. En setiembre de 2006 se había inaugurado la primera etapa de mejoramiento del parque: recuperación del lago, parquización, instalación de una isla biológica, juegos, baños, bebederos y hasta un muelle.

Cuando aún no concluyó la obra completa -que según los anuncios debía estar lista a mediados de 2007- queda poco de todo aquello en pie.

"Lo que ha ocurrido con el Parque Centenario es un verdadero desastre, una obra que costó una fortuna quedó, en poco más de un año, peor que un parque que nunca fue arreglado", reconoció el subsecretario de Espacio Público, Carlos Tramutola. Y prometió que su gestión comenzará a solucionar los problemas.

Cualquiera sea la entrada por la que se ingrese al anillo central -enrejado desde la reforma-, el panorama es el mismo: plantines mustios, bebederos sin agua y nadie a la vista a quién reclamar. Los puestos de control permanecen cerrados. Justamente, la falta de seguridad es una de las quejas principales de los vecinos: "Esto es tierra de nadie. Antes se veía a gente de la Guardia Urbana, pero desde hace seis u ocho meses no se ve a ninguno que vigile", contó Adriana Pérez, vecina de Almagro. Fausto Garro, uno de los encargados del mantenimiento, reconoce que el lugar está deteriorado y reclama más control. "A mí me corresponde levantar la basura y limpiar, no puedo estar detrás de la gente pidiéndole que no entre con perros o que no pisen las plantas.


Eso lo deberían hacer los guardias, pero no hay".Tramutola admitió que no hay policías asignados al predio, pero aseguró que, durante todo el día, varios guardaparques deberían estar recorriéndolo. En tres visitas separadas, Clarín no se cruzó con ninguno.Ir a los baños puede deparar una sorpresa. De los cuatros construidos en distintos sectores sólo uno -de mujeres- sigue abierto. Los demás están clausurados. "Espere que hay un hombre adentro", dijo naturalmente la cuidadora cuando la cronista de Clarín intentó ingresar al baño de damas. "También entran los varones porque los otros están rotos", justificó la mujer.


Aunque provisoriamente, según prometen oficialmente, los dos patios de juegos -también estrenados en 2006- están desiertos. Se convirtieron en areneros desde que el martes personal municipal desmanteló esos sectores y se llevó todos los juegos porque estaban rotos. Gabriel Crespi fue testigo de la decadencia del parque desde la sede del Centro de Jubilados Centenario, ubicado dentro del predio. "Está muy descuidado, ni siquiera cambian el agua del lago", contó y lamentó que, a la falta de mantenimiento, se sume el descuido de la gente: "Vienen pibes que rompen los focos, los vidrios de los baños; y no hay nadie que los pare".


Desde el otro extremo del parque, en Díaz Vélez y Marechal, Rosario Crotto, vecina de Almagro, mira jugar al fútbol a su hijo y su marido, sentada en un banco roto. La pelota rueda en medio de escombros que esperan ser removidos cuando la obra de remodelación se complete. Pero a juzgar por los avances, falta mucho. "Es una pena que todo esté a medio hacer", lamentó Rosario.


Prácticamente no se avanzó en las obras del perímetro exterior, que hoy muestra un paisaje de total abandono: alambrados rotos, pastizales altos, basura acumulada y un anfiteatro a cielo abierto -proclamado el más grande del país- a medio construir.

Desde Espacio Público aseguraron que los trabajos "están parados desde el año pasado". La promesa oficial, sin embargo, era que la obra completa -tasada en 16 millones de pesos- debía estar habilitada a mediados de 2007.


La indiferencia por el espacio público
Guillermo Allerand


El Parque Centenario, y gran parte de los porteños, podríamos figurar sin sorpresa en alguno de los nueve círculos del infierno que Dante describió en la Divina Comedia. Porque parece una condena eterna que el espacio público sea visto por los gobiernos y por los propios usuarios como algo que, precisamente por ser de todos, no es de nadie. Las mejoras de hoy se vandalizan y ensucian en horas. Y lo que falta, no llega nunca. Una maldición.

Cronología de la desidia

El Parque Centenario fue ideado en 1908 por el célebre paisajista francés Carlos Thays. Ubicado entre Angel Gallardo, Damas Patricias, Díaz Velez y Leopoldo Marechal, ocupa 12 hectáreas que durante años estuvieron abandonadas.

En mayo de 2005 se inició la obra de remodelación y puesta en valor del parque, valuada en 16 millones de pesos. La primera etapa de la obra se inauguró el 14 de setiembre de 2006 y una semana después fue otra vez noticia porque colapsó por la basura de los visitantes.
En el anillo exterior debería haber un anfiteatro, estaciones aeróbicas, un ingreso directo al Museo de Ciencias Naturales y otras obras incoclusas.
Desde el Gobierno no arriesgan plazos para su finalización.


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